1. El proceso biocultural del envejecimiento
Los resultados de los cambios históricos en la estructura demográfica y la esperanza de vida de las sociedades humanas muestran que la naturaleza biológica se expresa plenamente sólo bajo determinadas condiciones externas, fundamentalmente las relativas
a alimentación, higiene y salud. Como ejemplo de ello está la alimentación y la higiene de los niños aproximadamente a partir de los seis meses de edad, cuando la leche materna comienza a no ser suficiente para sostener el crecimiento del encéfalo y el resto de su cuerpo, y además están en condiciones de llevar a su boca productos contaminados con microorganismos patógenos. El período perinatal y la ablactación han sido las etapas de la vida con mayor riesgo de morir durante toda la historia de la humanidad. Sus supervivientes son quienes pueden llegar a viejos.
Lo anterior ha hecho que la Antropología considere la existencia de un proceso biocultural del envejecimiento humano, ya que sobre las limitaciones y oportunidades que ofrece nuestra naturaleza biológica se sobreponen las del ambiente, incluidos el estilo de vida, la organización social y la cultura donde transcurre la vida. Este enfoque permite comprender las distintas formas de envejecer propias de los humanos, acordes con las características de nuestro cuerpo, personalidad, biografía y la interacción que hemos tenido con los componentes del ambiente donde transcurre nuestra vida.
Puede decirse que cada persona construye su propia vejez a partir de la forma como su genoma interactúa con el ambiente a lo largo de toda su vida.