3. Fecundidad
En cuanto a la fecundidad, durante el primer tercio del siglo pasado, el gobierno mexicano tomó medidas diversas para incrementar sus niveles, se alentaba a la población a tener familias grandes y por un tiempo se prohibió la venta de anticonceptivos.
Junto con las mejoras en la salud de la población y la consecuente disminución de la mortalidad, “la historia demográfica de México en el siglo xx relata un fenómeno de población de consecuencias sociales y económicas de relevancia mayor, es la que da cuenta de los cambios en la fecundidad”. Una vez que se inicia la transición demográfica, la mortalidad muestra un descenso sostenido mientras que la fecundidad permanece alta. Como consecuencia, entre 1940 y 1970, las tasas de crecimiento y el tamaño de la población infantil aumentan considerablemente y la estructura por edad se rejuvenece. Ciertamente las tasas globales de fecundidad mostraban niveles elevados y alrededor de 6 hasta antes de 1940, y hacia 1960 y 1970 los niveles llegaron a 6.6 y 6.4, respectivamente.
En los inicios de la década de 1970 y después de una serie de debates e investigaciones sobre los aspectos negativos de las altas tasas de fecundidad que prevalecían en México, como son los embarazos a temprana edad que ponían en riesgo la vida de las mujeres, el alto número de abortos por embarazos no deseados y el impacto de las altas tasas de crecimiento poblacional sobre el desarrollo económico del país, en 1973 se aprueba la Primera Ley General de Población y se crea el Consejo Nacional de Población (Conapo), encargado de las políticas de población. La aplicación de las políticas tuvo un efecto inmediato: en sólo 10 años, de 1970 a 1980, la tasa global de fecundidad disminuyó en casi dos puntos, al pasar de 6.4 a 4.7; para 1990 los niveles continúan descendiendo hasta llegar a 3.3 hijos por mujer y en 2010 la tasa se ubica en 2.1. En general, las cohortes de los actuales adultos mayores conservan y comparten el patrón de fecundidad anterior a los años 70, cuando las tasas globales de fecundidad eran de 6 o hasta 7 hijos. Según cifras del Estudio Nacional de Salud y Envejecimiento en México (Enasem), alrededor de 60% de los adultos mayores tuvo entre 4 y 10 hijos nacidos vivos, y 13% 11 o más hijos. Esta situación contrasta con las nuevas pautas de fecundidad, que están llegando a los niveles de reemplazo y que hacen preguntarse: ¿cuáles son las consecuencias de estas diferencias para los arreglos residenciales de los adultos mayores? Suponemos que el persistente descenso de la fecundidad es una preocupación para México, ya que para las futuras cohortes habrá una disminución progresiva de familiares y por ende de la calidad y cantidad de formas de apoyo; esto incluye el apoyo financiero y de subsistencia, así como ayuda con el cuidado de la salud y las actividades de la vida diaria.
En resumen, México está entrando en la última fase de la transición demográfica y el hecho de que el envejecimiento poblacional sea demasiado rápido y que en el futuro se dé con mayor intensidad tiene que ver con dos momentos en la dinámica demográfica.
Primero, la fecundidad permaneció alta mientras que la mortalidad tuvo un descenso pronunciado; y segundo, un descenso igual o más rápido de la fecundidad. Los tiempos que tardaron ambos componentes en pasar de niveles altos a niveles bajos fue relativamente corto, alrededor de 30 años; la inercia demográfica que se produjo repercutirá en la estructura por edad, la misma celeridad presentada en los descensos de la mortalidad y fecundidad será la que tendrá el proceso de envejecimiento en el país.
Se debe reconocer rápidamente el eje de la nueva realidad demográfica y ajustar adecuadamente las políticas de salud. En las décadas anteriores la prioridad ha sido la población en edades infantiles, sin embargo el cambio en la estructura por edad obliga a mirar hacia la población en edades avanzadas; mientras que en el período de 1960 a 2000 el eje eran las enfermedades transmisibles; en fechas recientes y en el futuro inmediato el énfasis tendrá que ir hacia las enfermedades crónicas y sus consecuencias, las cuales tienen una alta correlación con la edad avanzada.
Por la dinámica poblacional que se presenta en México, y con las actuales tasas de mortalidad y fecundidad; surgen preguntas respecto de las condiciones actuales y futuras en cuanto a lo demográfico y social, pero sobre todo en lo relacionado con la salud. En el siguiente apartado se utiliza la esperanza de vida al nacer para explicar la conexión entre los determinantes demográficos, el envejecimiento y la salud en la población.