Impacto del consumo de medicamentos en el adulto mayor

En 2005, en México había 8.4 millones de personas con 60 o más años de edad, lo que representó 8.1% de la población total; se ha proyectado que para 2025 esta población aumentará a 17.5 millones (12.4% de la población total), mientras que para 2050 su número ascenderá a 35.7 millones (24.3%) (INEGI, 2006).

 

Se ha descrito que las enfermedades con mayor prevalencia en este grupo de edad son las crónicas –hipertensión arterial sistémica (HAS), diabetes mellitus tipo 2 (DM2), cáncer (Ca), artritis, osteoporosis, depresión y demencia (WHO, 2002)–, padecimientos que repercuten en los ámbitos físico, mental y social del individuo y que pueden manifestarse como una disminución en su funcionalidad, lo que produce un cambio en sus actividades diarias de la vida y, por otro lado, favorece la dependencia del individuo, ocasionando una carga para la familia y para los sistemas de salud (Lozano-Ascencio et al., 1996; Rodríguez-Abrego et al., 2007).

 

En México, las enfermedades cardiovasculares se han reportado como las principales causas de mortalidad en este grupo de edad al ocasionar hasta 28.6% de los decesos; seguidas por los tumores malignos y la enfermedad cerebrovascular (15.5%) y por la diabetes 11.6% (Zhan et al., 2001; Murray y Callahan, 2003); todos estos padecimientos predisponen al uso de múltiples fármacos (polifarmacia), lo que a su vez favorece el empleo inadecuado de los mismos (De Toledo et al., 2005; Mallet et al., 2007). Es importante considerar que, dado que la prescripción es un componente de la calidad de atención que brindan los servicios de salud a los pacientes, la optimización de estos recursos constituye un reto de la salud pública a nivel mundial (Spinewine et al., 2007).

 

En este sentido, la OMS creó “La alianza mundial por la seguridad del paciente” y recientemente se han publicado diversos trabajos sobre la frecuencia de efectos adversos ligados a la asistencia médica, su efecto en los pacientes, su potencial impacto en los sistemas de salud y la necesidad de su estudio.

En términos técnicos, efecto adverso (EA) es definido como un accidente imprevisto e inesperado que causa algún daño o complicación al paciente y que es consecuencia directa de la atención médica que recibe y no de la enfermedad que padece. Un dato derivado de estos estudios es el hecho de que, de manera individual, los errores médicos más frecuentemente encontrados en los estudios se relacionan con la prescripción de medicamentos, con cifras aproximadas de 40% (Makeham et al., 2002) y de los cuales hasta 20% pueden considerarse evitables (Gandhi et al., 2003; Gobierno de España, 2008); lo que abre una oportunidad para mejorar sustancialmente la calidad de la atención médica.

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