9. Inversión de las cuentas individuales

Las afores canalizan los fondos para que sean invertidos por las Sociedades de Inversión de los Fondos de Pensión (Siefores), las que son reglamentadas por la Comisión Nacional de Ahorro para el Retiro (Consar).

La reglamentación está orientada a la protección de los ahorros de los trabajadores, aunque éstos no reciben garantía de rentabilidad. Hasta noviembre de 2011, la cartera total de las Siefores con valor de un billón 567,447 millones de pesos se distribuye de la siguiente manera: 58.3% invertida en valores gubernamentales, 8.4% en deuda variable nacional, 10.0% en deuda variable internacional, 17.7% en deuda privada nacional, 2% en estructurados y 3% de deuda internacional.

Esta distribución permite observar que los fondos de pensiones siguen canalizándose en forma mayoritaria a valores gubernamentales, las cuotas de los trabajadores vuelven al Estado, aunque para recibirlos éste ha tenido que aumentar su deuda interna y destinar recursos para solventar un porcentaje importante en comisiones y en otro tipo de inversiones. La canalización de los fondos de pensiones a inversión productiva es mínima y
destaca la orientada a corporaciones, empresas grandes vinculadas principalmente con el sector alimentos, cemento, automotriz y vivienda.

Otro de los resultados evidentes de la inversión de los fondos de pensiones es la alta rentabilidad obtenida por las administradoras privadas a costa del trabajador, debido al alto cobro administrativo. Esta situación, advertida por los organismos internacionales, ha dado lugar a la eliminación de la comisión sobre flujo (2008) y la disminución de la comisión sobre saldo, pero ello se efectúa después de 11 años de altas comisiones y cuando los que han ahorrado ya un fondo considerable tienen que pagar ahora comisión sobre el saldo acumulado.

Una de las consecuencias más graves del actual sistema de pensiones es que la responsabilidad para obtener una pensión depende exclusivamente del trabajador. Contar con empleo, salario, y continuas aportaciones, más ahorro adicional por más de cuarenta años se convierte en la única posibilidad de contar con algún ingreso en la vejez.

Actualmente la Consar registra más de 40 millones de cuentas cuando se contabilizan 18 millones de asalariados. Ante esta discordancia de números, en el Informe que entrega al Senado señala que para el primer trimestre de 2011 las cuentas inactivas llegaron a 20 millones 228 mil, es decir que no recibieron aportaciones durante un lapso de tres años.

Ante un mercado laboral de bajo dinamismo y con un creciente número de empleos informales, la densidad de cotización20 es baja y augura pocas pensiones en el futuro. Con una densidad de cotización de 50%, como la que registra el país en los últimos años, la tercera parte de los trabajadores que han cotizado conforme a la Ley 1973 no tendrían derecho a una pensión de retiro, cesantía y vejez (rcv), por acumular menos de las 500 semanas requeridas. En cuanto a la Ley 1997 (1,250 semanas), sería un 58% quienes estarían en una situación similar y 45% los que no alcanzarían el beneficio de la atención a la salud (se requieren aportaciones de al menos 750 semanas). Haber realizado los ejercicios anteriores muestra que la capitalización individual de administración privada como único sistema de pensiones, conlleva el riesgo de que muy pocos trabajadores podrán acceder a una pensión y aquellos que reúnan los requisitos serán de poco monto. Se ha construido un sistema con bajas aportaciones, que ante un mercado laboral heterogéneo y con poca creación de empleo protegido, determina bajas densidades de cotización. Si a ello le sumamos el impacto de la rentabilidad y de los costos de las rentas vitalicias, el panorama es desalentador y cancela por esta vía la deseada cobertura universal.

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