5. Magnitud y velocidad del envejecimiento poblacional
En la mayoría de los países desarrollados el envejecimiento de la población ha sido un proceso gradual, que ocurre en varias décadas y después de un considerable desarrollo socioeconómico; esto permite planear, desarrollar políticas, y hacer una mejor asignación de recursos entre los diferentes grupos de edad. Sin embargo, en México el envejecimiento poblacional es mucho más rápido y en una población relativamente grande, ya que ocupa el lugar 11 en cuanto a los países más poblados del mundo. En los países en desarrollo, por lo general, las poblaciones están envejeciendo antes de que cualquier desarrollo socioeconómico importante se haya producido, por lo tanto la asignación de recursos, la planeación, las políticas de desarrollo y salud son una tarea más difícil en países como México, donde el envejecimiento sucede dentro de un contexto de desarrollo incompleto y con situaciones de pobreza, marginación, desempleo, carencias en la cobertura educativa aún no resueltas. Estas condiciones plantean retos que por el momento sólo se vislumbran pero cuya magnitud no se alcanza a entender.
En México la participación del grupo de adultos mayores dentro del total poblacional ha mostrado incrementos desde 1950, en ese año representaban 5.5% del total, para 1970 se incrementó a 5.6% y en 2000 representaba 7.1%, en 50 años se incrementó en 1.6%. Es hasta fechas recientes que los cambios se ven claramente reflejados en la dinámica poblacional, entre 2000 y 2010 la población de 60 años y más creció en 3.1 millones de personas al pasar de 6.9 a 10.0 millones. Además, según las proyecciones de población, la población de 60 años y más tendrá las más altas tasas de crecimiento, su monto se multiplicará más de siete veces en tan sólo 50 años, al pasar de 4.8 a 36.2 millones e incrementarán su participación de 4.8 a 27.8%. En 2050 uno de cada cuatro mexicanos será parte de la población envejecida.
Uno de los principales argumentos para estudiar el envejecimiento poblacional es el aumento sostenido del número de adultos mayores y sus posibles efectos en las diferentes dimensiones de la vida: salud, economía y familia. En este fenómeno hay dos componentes que preocupan: el aumento de la población envejecida y la rapidez con que se dará ese aumento. En la actualidad países como Japón, Alemania, Italia, Suecia y Grecia tienen más de 18% de población con 65 años y más; México en 2010 tenía 5.9%. ¿Es esto motivo de preocupación? En contraste, y con respecto a la rapidez del envejecimiento, mientras que a Francia le tomó alrededor de 115 años pasar de 7 a 14% de la población de 65 años y más entre 1865 y 1980, a México le tomará 19 años alcanzar
esas proporciones y de acuerdo con las proyecciones de población será entre 2016 y 2035.
Es evidente que Francia tuvo tiempo para adaptar paulatinamente sus estructuras económicas, sociales y familiares, en el caso de México parece que el tiempo es un factor en contra. Y es justo en esta situación que el envejecimiento demográfico representa un reto para todos los sistemas, en un contexto desfavorable, con las necesidades no cubiertas, y con poco tiempo para adaptarse a los cambios culturales, sociales y familiares.
Las implicaciones que tiene ese crecimiento acelerado para los sistemas de salud se refleja en varias dimensiones, el número de personas que se deben atender, las estrategias que se deben implementar, las carreras médicas que se deben promover, los servicios que se deben ofertar (centros de día, asilos) y en dónde se deben ofertar, todos elementos a considerar en la consecución de un envejecimiento exitoso.